lunes, 11 de febrero de 2008

Doble ajedrez VII

En ese mismo momento salí corriendo del box dirección al despacho del comisario.

-“comisario. Están jugando conmigo.” –dije totalmente sofocado de la carrera.

-“¿qué dices Padrón?. ¿Te encuentras bien?”

-“el caso señor. Los asesinatos. El ajedrez…”

-“mira Padrón no se que te ocurre pero no te entiendo nada. Si estás cansado con todo este trajín que nos traemos ve a casa y descansa un poco date una duchita y luego vuelves más fresco”

-“no comisario. No es eso. El caso. Los dos asesinatos plantean la jugada de ajedrez que hacíamos mi abuelo y yo cuando él falleció. Yo jugaba con las piezas negras. En una jugada, casi sin darme cuenta, mi caballo se comió a su reina blanca. Él, obviamente, se comió mi caballo tras esta jugada. Tras esto cayeron un peón blanco, mi reina y su rey. Y en ese momento fue cuando descubrí que ya no estaba vivo.”

-“ Pero vamos a ver Padrón. Primero. Si tú comiste su reina BLANCA como es que esta figura aparece relacionada en los asesinatos con La Pera que es Negra y segundo. ¿Quién coño va a asesinar a gente haciendo la maldita jugada de un niño de cinco años al que su abuelo dejaba ganar?. No me hagas perder el tiempo con sandeces Padrón. En serio, ve a casa a descansar. Tómate el día libre y mañana vente con la mente fresca.”

Nada más salir del despacho del Comisario Flores pensé que quizá este tuviera razón y me hubiera dejado llevar por recuerdos traumáticos traídos a mi mente por toda esta tensión del caso. Así que me fui a casa haciendo caso a su consejo y me acosté.

Al despertar tuve la sensación de no haber pegado ojo en toda la noche. Además creo que la presión ha cambiado porque he sangrado por la nariz. Debía estar tan cansado que no me di ni cuenta.

Nada más levantarme me preparé unas tostadas con café para desayunar y me metí en la ducha y tras esta salí pitando para comisaría.

-“Buenos días Teresa” – Le dije a la recepcionista –“¿Qué tal avanza la mañana?”.

-“Buenos días Miguel Ángel. Mi mañana como siempre aguantando a los cuatro niñatos que no harían lo que hacen si sus padres les hubieran dado un bofetón a tiempo. Que están salvajes ahora estos críos… Ahora que prepárate tú que creo que tenéis movidita la mañana.”

-“¿Y eso?. ¿Ha pasado algo?.”

-“Tenéis novedades de los asesinatos en serie. Parece que el tipo ha vuelto a actuar.”


Así fue. Me dan la tarde de ayer para despejarme y cuando vengo relajadito me cargan de golpe.
El asesino había vuelto a actuar y para mi pesar y pesar del Comisario yo tenía razón. Había aparecido muerto dentro de una tubería de hormigón un peón de obra. En el bolsillo del mono de trabajo hallaron una pieza. Un peón blanco. En este caso no había ninguna tela atada, pero a su mono le faltaban dos tiras alargadas a la altura del muslo. Además el cadáver estaba en estado de descomposición. No llevaba más de 24 horas muerto pero había estado sumergido en agua y eso había hecho que la carne se pudriera antes.

El análisis en laboratorio de la tela del mono y los lazos de los anteriores dos cadáveres fueron concluyentes. La tela de los dos primeros cadáveres provenía del mono del tercero.
La única explicación para que la tela de un cadáver que ha fallecido después estuviera en cadáveres anteriores era que alguien hubiera tenido retenido a este.

El Comisario se dirigió a mí.

-“Padrón. Creo que tienes que empezar a contarnos esa jugada de ajedrez de la que hablas y decirnos los nombres y apellidos de todos aquellos que conozcan tu historia. Tenemos que parar esto antes de que sea imparable.”

miércoles, 6 de febrero de 2008

Doble Ajedrez VI

Una vez en comisaría volvimos a la B4 a un nuevo pase fotográfico. El pobre Oscar no pudo más con las imágenes y a los diez minutos aproximadamente tuvo que salir corriendo al cuarto de baño.
Mi estómago ya empezaba a acostumbrarse aunque aún tiritaba un poco al pensar en ello.


María era la cabecilla del grupo y la verdad es que parecía que estaba encantada con todo este lío de asesinatos en serie. Ninguno nos enterábamos de nada de lo que estaba pasando pero ella parecía incluso pasárselo bien.


Tras su breve escarceo con “El Señor Roca” Oscar se volvió a unir al grupo.


-“¿Ya estás mejor?” – preguntó María en tono irónico.


-“Si. Gracias. Pero por favor no pases las fotos para esta banda en un rato.”


María se rió a carcajadas.


-“Bueno” – Prosiguió –“He estado hablando con el forense y tras el examen previo del cadáver, ha llegado a la conclusión de que el hombre efectivamente tiene relación con el caso anterior. Han encontrado una pieza de ajedrez en el cuerpo. La pieza en cuestión era un caballo negro. Se encontraba alojado en el tracto digestivo. Pensamos que el asesino le obligó a tragarlo y por la situación de la pieza, creemos que la víctima fue obligada a la ingestión aproximadamente tres horas antes de morir. Lo que nos indica que el asesino y la víctima tuvieron tiempo para hablar, discutir…”


Otra posibilidad es que asesino y víctima se conozcan. Teniendo en cuenta que esa posibilidad aún no la habíamos pensado, hasta este caso, vamos a tirar por esa vertiente y buscaremos culpables en el entorno de amigos, familia y conocidos de la víctima.
En estos casos hay que tener en cuenta que el asesino está más cerca de la víctima de lo que podemos pensar y, por lo tanto, a partir de este mismo momento todas las personas relacionadas con la víctima son presuntos culpables de asesinato.”

Cada uno de nosotros se dirigió a su respectivo cubículo a buscar familiares en guías telefónicas y a llamar una y otra vez para concertar visitas.Yo estaba perdido entre tanto número telefónico cuando me di cuenta que Oscar me estaba hablando.

-“Perdona Oscar no te estaba escuchando, ¿Qué decías?”

-“Digo que es gracioso”


-“Creo que me he perdido la parte importante de tu “monólogo”.


-“Que dijeron que el tío se llamaba Sir Arthur Nesbitt. Eso implica que es caballero y casualmente la pieza que encontraron en el cuerpo era un caballo. Es gracioso.”


Para Oscar que sólo tenía 22 años era gracioso que a una persona le obligaran a tragarse una pieza de ajedrez, no le impresionaba imaginar la situación pero luego bien que se tenía que ir corriendo a expulsar fluidos a causa de las imágenes reales… “Niños”. Pensé.
De pronto la conversación con Oscar hizo que me diera cuenta de algo. La pieza era un caballo, ingerida por un caballero tras haberse descubierto un peón en una mujer negra…
Recuerdos horribles de mi infancia me vinieron a la mente. –“¡No puede ser!”. – Grité.


-“¿Qué no puede ser?” – Espetó Oscar instantáneamente


-“La jugada. Es la jugada que le hice a mi abuelo. Tras comerle la reina negra con mi caballo, el Rey negro me comió el caballo blanco. ¡Dios mío! ¡Están jugando conmigo!”.

martes, 5 de febrero de 2008

Doble Ajedrez V

Cuando llegué a Pilnes había una treintena de personas en la puerta de la iglesia de San Marcos formando un círculo. Al parecer un hombre se había lanzado desde el campanario y había quedado hecho fosfatina en el asfalto.

-“A ver señores, aquí no hay más que mirar. Por favor despejen la zona, esto no es un espectáculo.”

No entiendo como la gente podía quedarse mirando un cadáver estampado en la acera, yo se supone que siendo policía debería estar preparado para este tipo de situaciones. Bueno yo estaba preparado. Era mi estómago el que no lo estaba.

Joder. Me habían pasado de coger a cuatro camellos por las orejas y llevarles a dormir calentitos una noche a calabozos a ver fotos de muertos y ahora a ver un muerto en persona. Dios mío, espero que no esté muy mal…

Tras de mí llegaron el Comisario flores y con él, el forense, el juez y doce agentes de la científica con sus maletines llenos de artilugios extraños.

-“Agente Padrón.” –Se acercó a mí el Comisario. – “¿Qué tal está? Vamos a acercarnos con Santos” –el forense – “Tenemos sospechas de que el hombre no se tiró si no que le empujaron.”

-“¿Qué le qué…?”

-“¡Comisario!” –Gritó el forense - “¡Vengan un segundo!”

Mi estómago comenzó a tiritar y a retorcerse intentando escapar hacia el lado contrario.
El espectáculo era bastante dantesco. Frente a una hermosa fachada gótica se hallaba el cuerpo. Estaba de lado y completamente torcido, como la rosca de un tornillo. A su alrededor un gran charco de sangre y partes del cuerpo que en ese momento descubrí porqué debían estar dentro en lugar de fuera.

-“Aquí Comisario. Agente.” –Dijo el forense – “Aquí está lo que buscábamos. Efectivamente este hombre no pudo lanzarse desde allí arriba. Miren el brazo izquierdo. En la mano tiene un ligero desgarro muscular provocado, posiblemente, al intentar agarrarse para no caer. Además tiene varias heridas de defensa aquí en el antebrazo y en las manos.”

-“Busquen piel, sangre, cabellos, lo que sea pero ¡ya!”

El Comisario Flores era un amigo estupendo, pero como jefe… era el señor “todo para ¡ya!”

La verdad es que es difícil pensar cómo tanta gente buscando huellas microscópicas del crimen no contamina la escena. Polvos negros van, cinta adhesiva viene, pinzas recogen, pequeñas probetas acogen…
¿Qué es eso?...


-“¡Comisario!”– Clamó Miguel -“¿Qué es eso que tiene ese hombre en el pie?”

- “¡Santos! ¿Qué tenemos ahí?”


-“Es una especie de tela enganchada al dedo anular del pie. El hombre estaba descalzo así que es posible que se le enganchara de la camisa del asesino.”

-“No, no, no.” – Respondió Miguel Ángel – “La Pera también tenía algo similar pero en la mano y mucho más visible que este.”

Desde uno de los coches policía se acercaba papeles en mano el agente 332.


-“El hombre ha sido identificado como Sir Arthur Nesbitt. Es un ciudadano británico de 75 años de edad. La familia ya ha sido avisada y están de camino”

-“Bien. Señoría. Puede preceder al levantamiento del cadáver cuando estime oportuno. Agentes. Recogiendo bártulos que nos marchamos.”

lunes, 4 de febrero de 2008

Doble Ajedrez IV

Todos los agentes tuvimos que asistir a un curso sobre asesinos en serie y su psicología para aprender a pensar como los susodichos y actuar por delante de ellos para evitar la siguiente muerte.

Tras el curso quince agentes fueron seleccionados y entre ellos, por desgracia, yo.
Nuestra primera tarea fue visualizar las imágenes del cadáver y examinar todas las pruebas dejadas por el individuo. No fue una tarea nada agradable. La mujer estaba completamente destrozada, el asesino le había aplastado la cara con una piedra o similar, dejándola completamente irreconocible. Además le había rasgado la ropa y colocado un trozo de tela alrededor de un dedo de la mano izquierda, tal como hacemos cuando queremos acordarnos de algo.
No entendía el porqué del lazo en el dedo, lo demás lo entendía perfectamente tras haber realizado el curso, pero el detalle del lazo...

-“¡Padrón!, -llamó Hernández desde la sala contigua. –“llama a de Luís, vamos a reunirnos todos para exponer conclusiones y ver si llegamos así a algún sitio”

-“Oscar, vamos a la B4 a ver si llegamos a alguna conclusión en común para pararle a este tío de los cojones los pies.”

-“no se Miguel, yo creo que este es un pirado sin más y ya está, se ha cargado a esta chica pero no creo que vaya a matar a nadie más"

-“no se, quizá tengas razón pero por si las moscas es mejor ver a donde va a parar toda esta mierda"

-“pfff, espero que no tengamos que ver otra vez las fotos porque se me puso un cuerpo…"


Nos dirigimos a la B4 y comenzaron a exponer ideas sobre el tema. La verdad es que todos estábamos bastante perdidos. Lo que me sorprendió es que entre todas las sandeces que soltaron, yo me incluyo, parece que nadie se había percatado del detalle del lazo.

-“¿Nadie se pregunta por qué la Pera tenía atado un lazo al dedo anular? ¿Sólo me parece a mi que eso es muy raro?”

Se escucharon murmullos a baja voz y solo se entendía preguntarse unos a otros ¿lazo? ¿Alguien se fijó en que tuviera un lazo?.

María dijo

-“Creo que dado que se nos escapan algunos detalles lo mejor sería que volviéramos a ver las fotos y hablaré con el Comisario para ver si el forense puede darnos alguna información sobre si encontró rastro de alguna otra droga que la que todos sabemos que la Pera consumía. Haremos un receso hasta mañana y por favor, pensad todos en esto. Gracias chicos”

Eran las 15:32 asi que teniendo en cuenta que no había mas que hacer por hoy, me fui a comer al chino de la Plaza de la Rinconada.

A las 19:16 sonó mi teléfono, y no se si fue la comida del chino o la sensación que me dio la llamada pero mi estómago empezó a centrifugar.

-“¿Si?”

-“Soy Hernández, ¿Dónde estás?. Tenemos un aviso en calle Pilnes. ¿Te podrías pasar?”

-“Si claro, estoy como a un cuarto de hora. Os llamo en cuanto esté allí. Hasta luego María."